miércoles, 6 de julio de 2016

Notas para el Pensamiento de Simón Bolívar Eloy Reverón


Las notas que colocamos en el siguiente texto, son resultado de apuntes para asesorías y ejercicios didácticos realizados desde el año 2007 cuando planificábamos las llamadas “Cátedras Bolívar y Miranda” las cuales tuvieron lugar en las aulas del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”, bajo los auspicios del Vice Ministerio para Europa en el ministerio del Poder Popular Para las Relaciones Exteriores, entonces a cargo de Rodrigo Chaves Samudio.
Eloy Reverón México DF 2010

En aquellos días compartía esa responsabilidad con la doctora María Calderón, compañera de funciones el dicho viceministerio. Allí nos dimos cuenta de lo útil y necesario que resulta establecer los contactos del ministerio con la gente para entrar en el sentido del nombre que habían adquirido los ministerios: “del poder popular”, gracias a la iniciativa del presidente Chávez.

Es necesario destapar la olla de la historia para que la gente anote cuáles son los ingredientes que nos nutren desde el pasado.

 Francisco de Miranda desarrolló una visión planetaria recorriendo el epicentro del mundo político de su época durante cuatro décadas de estudioso peregrinar como agente revolucionario de la clase social emergente a la cual pertenecía.


Participó activamente en las tres revoluciones burguesas de su tiempo. Recorrió un mundo de cambios revolucionarios y contribuyó con su teoría práctica (praxis) a que ese mundo se orientara hacia las exigencias políticas de los nuevos tiempos.

Miranda Quería incorporar a su patria, nuestra América, como él la llamó en repetidas oportunidades, a ese proceso de nuevos tiempos que estaba girando hacia la realización de nobles ideales de libertad, igualdad y fraternidad.  

Después de la experiencia mirandiana, aquella visión de teoría de la historia de la resistencia indígena, cuyos primeros progresos había desarrollado en aquellos días, nos hizo asentar la idea de que el INDIO al que se refería SimónRodríguez, somos todos aquellos quienes nos resistimos al neocolonialismo.  

La reflexión histórica llegó al oído de la gente, y sobre todo, a nuestro oído: la voz y los sentimientos del diálogo de saberes compartidos en los talleres, y que cariñosamente llamados talleristas. Esa misma gente maravillosa que hace posible esta experiencia, del proceso de cambio de paradigmas reconocido como Revolución Bolivariana.

A estos compañeros, y a los que se van incorporando a este diálogo de saberes, dedico este folleto. Pero sobre todo, para que su lectura sea material de discusión en las próximas jornadas que nos esperan.

El presente material didáctico está presentado en varias etapas. Una idea principal que esboza la Teoría Bolivariana de la Historia, de la cual se desprenden algunas precisiones conceptuales donde establecemos de manera provisoria algunos conceptos para facilitar la fluidez de nuestras ideas.

Nos referimos a qué vamos a entender por teoría; por historia; resistencia; bolivariana; vectores de la fuerza de dominación colonial y neocolonial; vectores de la fuerza de resistencia liberadora.

Tomada de una diapositiva UNEFA,
Caracas 2016 Autor desconocido
También precisamos nuestra ubicación o localización hermenéutica, la cual está vinculada a una filosofía y una historia que va más allá de la pasión de comprender. Vale decir, nuestro punto de vista crítico enfocado en un objetivo liberador.

Tratamos la historia como la acción de comprender para seguir avanzando en el proceso de transformación integral que heredamos de nuestros padres y antepasados, con la idea de mejorar la realidad de la vida de nuestros sucesores.

Una historia vinculada con las células más diminutas de nuestra vida, hasta los ecosistemas más extensos del Planeta, donde todo tiene que ver con todo, donde no nada que no afecte, para bien o para mal, a la totalidad.

Luego presentamos un instrumento primordial para el proyecto colectivo de construcción de un espacio material y espiritual en función de la liberación la gente, la concepción estratégica de la Historia, la cual nos lleva hacia la dialéctica de la dominación – resistencia – Liberación.

Para entender la historia como estrategia liberadora, definiremos algunos conceptos elementales, pero muy importante manejarlos con propiedad porque expresan ideas fundamentales para alcanzar objetivos políticos liberadores.

Dialéctica de la Dominación-Resistencia-Liberación
Después de la Batalla de Ayacucho
Es ver la realidad material vista desde el momento primordial de la dominación y desde la totalidad territorial invadida nos da cuenta de que cuando fue Quisqueya dominada y convertida en La Española, con ese acto de dominio cultural fue declarada en dominio toda la Indianidad, quien no lo entienda de esta manera es porque todavía está observando la historia con los ojos del amo. Cuando libere integralmente toda nuestra América, habremos alcanzado la Independencia integral. A esta visión de totalidad es que teme el dominador.

Entre los conceptos que traemos para discutir y explicar esta historia están, la independencia integral, colonialismo, comunidad histórica, cultura, sentido histórico.
 
Cosmovisión
de la cultura dominante

Seguidamente introducimos el tema de la dialéctica de la Dominación Resistencia Liberación. Dejamos apreciar el concepto de vector de fuerza de dominio colonial y la Realidad material al inicio de la dominación colonial, comenzando por aclarar la expresión ideográfica de la cosmovisión del opresor, dejar enunciados algunos temas y autores y, complementar la idea con la exposición los reinos periféricos del Mediterráneo, y como expanden geográficamente su cultura para nutrir su filosofía con la experiencia, y justificar lo injustificable. Continuamos insistiendo en reiterar la expresión ideográfica de los vectores de la fuerza opresora, pero representados en oposición de sus correspondientes de la fuerza liberadora, para lo cual incorporamos las flechas en la misma forma que en física se representa la direccionalidad de las fuerzas. 

lunes, 18 de enero de 2016

La Negritud de Bolívar Eloy Reverón

La realidad con respecto a la negritud o la supuesta indianidad de Bolívar no ha convencido a buena parte de la población venezolana aunque ha sido aclarada por los especialistas en antropología forense venezolanos, avalados por la experiencia y alto nivel de prestigio mundial con que ellos cuentan. Si consideramos que en el siglo XXI, está comprobado que la humanidad entera tiene su origen en África, ese conocimiento tardará mucho en internalizarse en la ideología racista todavía imperante. No obstante lo señalado vamos a dar a comentar algunas imágenes de Simón Bolívar, poco difundidas, tal vez por los mismos motivos racistas.
En la sociedad del siglo XIX, el color de la piel era un certificado para la aceptación social. Lo que hace equivalente a un tono más oscuro, con un grado de exclusión en la escala social. La negritud o la indianidad era sinónimo de puerta cerrada a la condición de noble aunque contara con el dinero para compran esa gracia. Solo el poder real, vale decir, el poder del Rey, claro está mediante el pago por ese derecho podía cambiar esa realidad.

De allí proviene una tradición histórica que se conoce como “El Nudo de la Marín”. El simple hecho de referirse a la bisabuela paterna del Libertador en términos tan despectivos como “La Marín”, ya se aprecia la carga ideológica que trae la tradición mantuana.

Algunos escritores godos se han avergonzado de esta presunta negritud del Padre de la Patria, pero con sentido ético suficiente para no negar la carga documental del hecho, o no esconder las piedras que hicieron sonar ese río de rumores. Ellos se refieren en términos de las circunstancias del nacimiento de María Josefa Marín de Narváez, y el matrimonio en «artículo mortis» de Pedro Domingo de Ponte y Andrade Montenegro y Marín de Narváez, quien fuera cuñado de Juan de Bolívar y Martínez Villegas, abuelo paterno del Libertador con su concubina, una «negra de calidad» llamada Lorenza María.

Otra agravante a favor de su negritud es la ausencia de títulos nobiliarios que en aquella época se podían adquirir, siempre y cuando no se le encontrara en las investigaciones genealógicas, ningún nudo racial, algo así como un certificado de blanqueo, u otro origen de piel oscura en su árbol genealógico. Los Bolívar tenían suficiente dinero como para comprar eso y mucho más. Sin embargo, el antecedente de “blanqueo” no llegaba a tanto como para admitir grado de nobleza.

La gente carente de sentido de la ética profesional, juzga a los demás por su propia condición, simplemente dice: “Chávez pagó para que le hicieran ese Bolívar con rasgos negroides. El tema es que resulta menos inverosímil pensar que los retratos de Bolívar más conocidos, son aquellos donde una mano subjetiva dirigiendo el pincel, hiciera resaltar su herencia vasca. Pero existen algunos retratos de autores que no tuvieron motivo para hacerlo. Por eso mostraremos otro aspecto del argumento, la iconografía. A eso debería responder esta reflexión. ¿Todos sus pintores fueron objetivos a la hora de delinear sus rasgos sobre el lienzo? ¿Tenían necesidad de ello?  

El racismo imperante en el siglo XIX, mayor y más intenso que el actual: ¿no consideraría normal blanquearle los rasgos, como quien retoca el negativo de una fotografía de retrato? Habría que someter al juicio de expertos aquellas líneas de su imagen que mi ojo profano encuentra semejante a rostros de cultura masai, que he logrado retratar en la ruta del cacao de la costa venezolana. ¿Sería sacrílego someter sus restos a una prueba de ADN?  Estas notas son anteriores a los estudios de antropología forense realizados.

Finalmente el origen de este término "nudo de la Marín" al parecer proviene de la mala voluntad del escribano venezolano Rafael Diego Mérida y el político y militar peruano José de la Riva Agüero, enemigos políticos del Libertador. Doña María Josefa Marín de Narváez, nació en el año de 1668, y bautizada en la catedral de Caracas el 26 de abril del siguiente año, según consta en el Libro V de Bautismos de Blancos; hija natural reconocida del capitán Francisco Marín de Narváez.  La condición de su nacimiento, y la caballerosidad del padre al mantener oculto el nombre de su madre, fueron nuevas causas de los rumores, porque con su influencia pudo haber hecho no necesitar dispensación para registrar como blanca a la hija de una india, o a una negra como la célebre esclava blanca, Isaura la protagonista de la tele novela brasileña de ese nombre.

Pero existe otro documento: el testamento del capitán Marín de Narváez, del cual puede desprenderse que reconoció tener una hija natural en una doncella principal, cuyo nombre calló por varón, pero no se casó con ella, aunque señala que la falta de necesidad de «dispensación», acusa su raza blanca; y que el término «doncella principal», en los siglos XVI y XVII, tiene la acepción de una sirvienta de piel clara de las grandes señoras.

Dicho lo anterior dejamos a juicio, los rasgos destacados por dos pintores, uno identificado como Simón Bolívar, libertador de su patria, cuyo autor es anónimo perteneciente a la colección del doctor Leonardo Altuve Carrillo, Caracas, el cual hace referencia: Edición Príncipe del Canto a Junín, París, 1826.

Pero mucho más marcados los rasgos en el pincel de José María Espinoza, realizado en Bogotá durante los últimos años de su vida, después de 1828, antes de 1830, el cual pertenece a la colección del señor Arnold Zingg de Caracas.
 Si realizamos un análisis a la Carta de Jamaica (1815), a la luz de la aventura reciente del Libertador dentro de lo que había sido hasta aquel momento, una guerra civil, llamada entonces guerra de colores, la cual surgió de la crisis de autoridad del Rey, para defender la Independencia declarada el 5 de julio de 1811 por una minoría de la población, donde apenas había un representante por los pardos.

Si revisamos la cronología de la experiencia vivida por Simón Bolívar soportó la discriminación racial, tanto por el bando de los blancos bogotanos que lo apodaban El Longanizo, atribuirlo al color de la piel, resulta lógico si lo vemos fuera del contexto bogotano donde vivía un excluido que vestía con casaca militar roída y usaba condecoraciones y sobrevivía como indigente en los alrededores de la plaza principal.

También están las referencias de Simón Rodríguez en Defensa de Bolívar, donde señala con indignación que aquellos que una vez le tendieron la alfombra a su paso, cuando cayó en desgracia lo llamaban el “sambo ese”.  De manera que el residuo de la degenerada clase mantuana no ha cambiado desde entonces.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Manifiesto de Cartagena Comentado por Eloy Reverón



El Manifiesto de Cartagena es el título utilizado por la historiografía tradicional  para dar a conocer un documento leído por Simón Bolívar ante el Congreso de Nueva Granada en la Ciudad de Cartagena de Indias, el cual está registrado como Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño  Ese caraqueño no es otro que Simón Bolívar. Un hombre de ideas
liberales que llegó para ofrecerse y seguir luchando por la Libertad amenazada por el enemigo común, los españoles monárquicos. Esta memoria, según algunos testimonios, y la lógica cronológica, fue redactada en la biblioteca privada del abogado Mordechai Ricardo, su anfitrión curazoleño durante su destierro en aquella isla. La Memoria fue presentada el 15 de diciembre de 1812.


Para ver mas...         Manifiesto de Cartagena Documento

miércoles, 13 de agosto de 2014

Libertador La Película Por Eloy Reverón

La primera advertencia que podemos hacer es que trata a un Bolívar de Ficción, tergiversado sutilmente con fines ideológicos. Salta a la vista ante cualquiera que conozca con lujo de detalles, la vida del Libertador. Y no me refiero a las biografías del Libertador que nos inculcaban en las escuelas, aquellas caricaturas patrioteras mejor parecidas a la vida de un santo que a la de un ser de carne y hueso quien fue capaz de vencer las más grandes dificultades, entendido desde la conciencia de la realidad histórica donde vivió.

Una película impecable desde el punto de vista artístico. Fue realizada con las más sutiles técnicas del encantamiento ideológico. Nos muestra el Bolívar que difundió en el mundo anglosajón, un escritor español nacido durante la definitiva decadencia de España como potencia imperial. Realizada desde otro imperio, en vía al reconocimiento de semejantes condiciones. 
Cuando estamos frente a una realización cinematográfica de semejantes magnitudes, la primera pregunta que debemos hacernos es ¿Quién la hizo? ¿Porqué la hizo? ¿Cuánto gastaron en producirla?. Si el lector conoce las respuestas correctas con respecto a estas interrogantes podrá entender sin mayores dificultades, las observaciones que al respecto hacemos. 
Unión, Integración, liberación y Eudaidomía 
Una cosa es el culto a Bolívar y otra, el anticulto a Bolívar. Pero ambos tienen algo en común, son nocivos para percibir la realidad histórica. Otra cosa también es la historia ideologizada y la ficción manipuladora de la realidad con fines políticos. Dicho en otras palabras, una guarimba ideológica. Para el ignorante no existe diferencia, solo cuentan las sensaciones porque la información pertinente entra en su cerebro, de manera subliminal, sin que se percate de ello.  Lo que sabe ha sido aprendido de manera mecánica, mediante técnicas didácticas y psicológicas harto difundidas e igualmente ignoradas por las grandes mayorías. Uno de los trucos más efectivos han resultado de la magia del cine y de los trucos de la TV.

En las siguientes líneas vamos a centrar nuestra atención sobre el film El Libertador, proyectando nuestra atención en el escritor de la película, durante nuestro primer acercamiento al tema. Nos referimos a un señor de origen estadounidense, llamado Timohty J. Sexton quien sabrá de Bolívar, lo que leyó para escribir el guion. 

Los influjos del autor.

Dadas las características generales de su visión del personaje, podemos deducir que su lectura principal se corresponde con el punto de vista de Salvador de Madariaga (1886 1978), ingeniero de minas, formado en Francia, escritor, diplomático, y periodista, español quien no guarda relación con el célebre canónigo José Cortés de Madariaga (1780 1826), tan popularizado en Venezuela durante las conmemoraciones del 19 de abril de 1810. A partir de 1928, Madariaga trabajó como profesor de español en la universidad de Oxford y no fue sino después de 1955 cuando publicó su libro De Colón a Bolívar.
Lejos de ser un admirador de Bolívar, Madariaga escribe desde la llaga del dolor causado por  el recuerdo del auge y la caída del imperio más poderoso de la tierra. Su discurso acusa la nostalgia de lo que hubiera sido de España, si no fuera por la culpa de personajes como Bolívar. Desde su ejercicio como periodista en Londres, fue uno de los escritores hispanos mejor difundidos en los ámbitos angloparlantes. No es de extrañar que la visión del escritor que inspira la película provenga, esencialmente de esa fuente. No obstante percibimos cambios notables en el enfoque. No parece haberse inspirado en la versión de Madariaga para describir la escena del atentado contra la vida del Libertador. Madariaga describe a un hombre enfermo, delgado, arrugado, quien representa muchos más años. Es cierto que Bolívar saltó por el balcón. Pero sus enemigos tenían conocimiento de su precario estado de salud. Lo que resulta elocuente es la intención de presentar a un hombre ágil y fuerte huyendo. Presentar como héroes a un manojo de conspiradores quienes supuestamente luchan contra una “Tiranía”, cuando en realidad son aspirantes a conservar su condición de administradores coloniales que poseían antes de generarse la crisis de autoridad que generó la explosión social que surgió como reacción popular ante la erección del gobierno de la Primera República. Gobierno mantuano, esclavista, en cuya acta constitutiva no deja de mencionar repetidas veces, su compromiso de fidelidad al Rey. Estos son detalles de la realidad histórica que las historias oficiales han pretendido ocultar, con muy buenos resultados, por cierto.
En las siguientes líneas desglosaremos algunos aspectos de la ficción cinematográfica que contradicen la realidad histórica, amén de las contradicciones y anacronismos que saltan a la vista del más desprevenido de los espectadores, con mínimo de formación historiográfica.
La incompatibilidad del personaje con la realidad histórica se refleja en anacronismos, tales como presentar a un Simón Rodríguez durante el año 1802, huyendo de Monteverde, de paso, un Monteverde con la envestidura de un general Morillo, o de Capitán General si no miramos su uniforme. Primero, Bolívar regresó con su esposa después de marzo de 1802. Ella muere en enero de 1803. Simón Rodríguez, según investigaciones del doctor Arturo Uzlar Pietri, lo ubica trabajando en Lyon en 1802; además en esa fecha la autoridad española era el capitán general Las Casas, Emparan estaba en Cumaná. Bolívar había pasado una década de viudez cuando aparece Monteverde, el dictador de los canarios. Cumple con Bolívar, los términos de la Capitulación que los mantuanos atribuyen a Miranda, pero no como premio por entregar a Miranda como asegura Madariaga. Bolívar formó parte del grupo de mantuanos quienes habían puesto preso a Miranda para asumir el mando. No era tan tonto Monteverde como para ejecutar a un prócer de la independencia estadounidense, o a un Mariscal de Campo de la Francia Revolucionaria como lo era Miranda, mucho menos dejarlo ir pudiendo incumplir con su palabra, la cual demostró que no valía lo que en aquella época valía la palabra.
Omite la estadía de Bolívar en Curazao. Desde el punto de vista racista de los realizadores de Hollywood, colocarlo saliendo de una selva, después de golpear a un niño aborigen, y luego sacarlo en curiaras con un ejército de Indios, no es precisamente un cumplido. Una mentira piadosa para exaltar la imagen del personaje. Es una descarada manipulación cuando omite la presencia de Bolívar en Cartagena. En lugar de reconocer que Bolívar recibió el mando del Congreso para realizar la Campaña Admirable. Monta una escena con un diálogo que ilustra otra patraña. Bolívar con su lógica libertaria dice claramente que eso no es una frontera sino un río, vale. Esto frente a un Santander, quien supuestamente representaba órdenes superiores, mentira. Pretende inocular el trasnochado tema positivista: Bolívar la barbarie, Santander la ley civilizada. La verdad es otra, Santander era entonces un oficial de bajo rango, la autorización para invadir a Venezuela la recibe Bolívar de Camilo Torres. No en la forma manipulada como lo pintan las imágenes y el diálogo. ¿Qué necesidad hay de semejante giro ideológico? En la pregunta está la repuesta. Pensar en izquierdas y derechas es anacrónico desde la caída del muro de Berlín. La manipulación a través del discurso cinematográfico deja escapar un tufo a colonialidad del poder. ¿ Será la misma llaga en dos tiempos históricos diferentes que gimen las dos decadencias de sus respectivos imperios?.  
El tratamiento estético acusa mayores influjos de la versión colonialista de la historia de Nuestra América, que la que debiera financiar un gobierno que se jacte de anticolonialista, no digamos si quiera revolucionario; no solo porque omite episodios fundamentales esenciales para el entendimiento del personaje y sus circunstancias; sino que además, resalta su liderazgo como algo traído desde la selva, donde el Congreso de Cartagena ni siquiera figura. La positivista clásica confrontación barbarie civilización. Santander culto, civilizado y elegante vs Bolívar, andrajoso, salvaje, seguido por los “pata en el suelo”.

La película

Comienza y termina mostrando a un vigoroso Simón Bolívar, durante la media noche del 25 de septiembre de 1828. Los productores “olvidan” que el héroe se encuentra a escasos veintisiete meses de su muerte en cama a causa de la tuberculosis. Este detalle, más que mera torpeza producto de la ignorancia, proviene de una intencionalidad que se irá revelando en la medida que prestemos atención en los detalles. Sólo un héroe de película es capaz de vivir 17 años de guerra sangrienta, recorriendo un continente a lomo de bestia, a punto de morirse de tuberculosis, y después de dos décadas de trabajo guerrero y político tan intenso, continúa  en pantalla tan fresco como una lechuga y tan ágil como un venado. Huyendo en carrera despavorida de los conjurados que llegaron para matarlo, quienes en la realidad histórica resultaron ser unos cobardes, solo fueron capaces de darle un planazo a Manuelita cuando estaba de espaldas atendiendo al edecán herido. En la película figura Santander dirigiendo personalmente la intentona golpista,  jefe de la conjura, quien en realidad se encontraba enconchado en casa de su hermana. Santander había llegado la misma noche que le habían preparado otra celada en una fiesta de disfraces, que tuvo lugar el 10 de agosto. Su viaje al exterior suele confundirse con el momento de la Noche Septembrina.   
La realidad histórica es que Bolívar, lejos de estar bajándose de un brioso caballo para dedicarse a los placeres de la carne. Recién salía de un baño caliente para espantar con menjurjes caseros, los residuos de una gripe mal curada, o quizá ya, estaba delante de los primeros síntomas producidos por la presencia del bacilo de  Koch. Así lo recuerdan los testimonios históricos. Cuando llegaron Pedro Carujo y el resto de los conjurados, convalecía en cama. Esta escena ficcional presenta un atentado contra la vida de un hombre, quien luego de bajarse vigorosamente de un caballo para entregarse a los placeres de la carne, y que decide salir huyendo de Santander en persona, cuando quienes están familiarizados con lo episódico de este asunto histórico, saben que su enemigo político no había regresado de su viaje, y que la conjura había sido delatada y, por tal circunstancia se vieron obligados a adelantar el golpe. Ninguno de los antecedentes al atentado son tratados por el escritor de la película. Menos el origen masónico que Madariaga atribuye al complot. El mismo Madariaga revela también que Manuela  Sáenz, su amante, había encontrado a Bolívar metido en la tina de agua caliente cuando llegó para atenderlo en su convalecencia.
El manejo psicológico de la imagen es la de la ficción de un Libertador, que comienza y concluye huyendo. Tampoco muere en la cama, como en la realidad histórica. Finalmente será la imagen del Bolívar fisionado por Hollywood,  la que terminará imponiéndose en el imaginario colectivo de la sociedad desinformada de la historia, como lo hicieron con las películas de la caballería contra los habitantes originales del norte de México, donde para muchos, los genocidas figuran como los héroes civilizadores.
¿Quién puede creer que este Bolívar
Galopante está a 27 meses de su muerte
en cama por la tuberculosis?
La imagen manipulada de Monteverde es otro caso típico de manipulación de la imagen histórica, realmente era un pirata contrabandista de origen isleño, quien desembarcó en Coro proveniente de Puerto Rico, con el propósito de saquear a las víctimas del terremoto de 1812, a quien se le presentó la oportunidad de derrocar al debilitado gobierno de la Primera República, lejos de ser realistas, estaban en contra de los mantuanos que es otra cosa. Un capitán de fragata que llega de Puerto Rico, a saquear a los damnificados de las principales ciudades afectadas por el terremoto de 1812, lo presentan con la investidura del General Don Pablo Morillo, y sustituyendo a Emparan o más bien a su predecesor, Las Casas. Y el encuentro inicial de Bolívar y Miranda como algo casual, y en la ciudad de París, el desencuentro de ambos personajes en 1812 corresponde a la versión que hace el historiador español, Salvador de Madariaga, donde Bolívar, prácticamente entrega a Miranda a cambio de la firma del pasaporte para salir de Caracas. En lugar de ir a Curazao, lo meten en la selva, de donde sale con un ejército de excluidos sociales, después de una ridícula escena donde golpea a un niño que le robó las botas, y termina regalándoselas.  
Bolívar 1829 por Manuel Gallardo
Fotografía Eloy Reverón
El Bolívar vigoroso que  ilustra esta ficción, dicta mucho del Bolívar histórico, minimizado por la bronquitis quien saltó de su lecho de enfermo desde el balcón del Palacio de San Carlos, en Bogotá. Mientras Manuelita, su amante, enfrentó a los conjurados en la puerta de su cuarto, después que Carujo asesinara al coronel Guillermo Fergunson, quien se interpuso en su paso; el  relato de Madariaga dice que lo apuñalaron mientras dormía. Esto último también lo omite la ficción. Santander estaba escondido en casa de su hermana la noche el 25 de septiembre de 1828, en la película lo colocan persiguiendo al Libertador quien huye asustado, más raudo que un zorro. Mejor influenciada por la versión colonialista de la historia que delata el entre líneas de su discurso, a lo largo de los diálogos y las imágenes. Casualmente, el escritor español, Salvador de Madarianga, quien escribía desde la herida después de ver derrumbado al arrogante imperio español.
Demasiado lejos de convertirse en un tratado de historia, a cuya aspiración niegan sus promotores, a cambio la industria del cine estadounidense nos coloca frente a otra versión ideologizada del héroe. Las intenciones están demasiado evidenciadas si tomamos en cuenta el contexto histórico cuando fue producida y estrenada.

Sobre el autor de la ficción.

La ficción es necesaria en el cine cuando se inventan diálogos que expliquen aclaren y sobre todo, cuando interpretan a través del arte, la realidad histórica, como en el caso del Bolívar protagonizado por Roque Valero,
El hombre de las dificultades, Vale. Pero cuando se inventa para distorsionar o tergiversar la realidad histórica, la pluma se convierte en mercenaria y cae en un espacio donde la ética y la historia no tienen lugar. ¿Porqué escoger a un guionista de esa industria cinematográfica? Ideología, simplemente eso. ¿Pensaron de donde viene.?
El guionista jolibudense de Bolívar es conocido como autor de la película For Love or Country: The Arturo Sandoval Story, la vida de un trompetista cubano que pide asilo en la embajada estadounidense. Por la maleta, conoces al pasajero. Cualquier sospecha de la batería neocolonial en el entre líneas de este Bolívar es un prejuicio.
Timohty J. Sexton es un artista, utilizando el atractivo heroico del trompetista para dejar claro en el trasfondo los aspectos negativos de Cuba, especialmente, de su gobierno. No podía tocar si no se inscribía en el partido. En un país donde “no reconocen los talentos” como los de él. Todo el decadente Jazz, no aprobado por el control de calidad de la Revolución.
Todo esto desarrollado en dos planos; uno, durante el interrogatorio que le hace el funcionario diplomático estadounidense en el país donde solicitó asilo, y el otro las justificaciones que supuestamente tuvo que ofrecer al funcionario para que le dieran asilo. Es la vida de Sandoval, en el marco de su angustia: dejó a su país, para encontrarse con su esposa y su hijo en Londres, quienes extrañamente habían salido por su lado. Recibió el premio Gramy, la ciudadanía estadounidense, y después vivieron felices para siempre. Esta obra maestra del guionista y autor del texto, le mereció el contrato para realizar El Libertador.
Esta película resulta una sutil estocada en una de las partes más débiles del proceso bolivariano, la promoción de su conciencia revolucionaria. Más efectiva que las guarimbas porque sus efectos son invisibles como un veneno, o radiaciones cancerígenas inoculadas. Su acción es residual y efectiva.

Visión panorámica de los espectadores

A través del simple discurso de los mensajes dejados por el público cine vidente en la Red podemos remitirnos a las historias patrias de cada país y el trabajo continental del gran cine para ideologizar a través de la ficción histórica, o de la mitología de lo cotidiano, como diría Rodolfo Izaguirre. El nivel de las participaciones y comentarios es realmente precario.
Al cinéfilo argentino fue necesario puntualizarle que en 1817 San Martín cruzó Los Andes desde Argentina, hacia Chile, la travesía bélica concluye en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818. En 1819 Bolívar cruzó los Andes Orientales colombianos páramo de Pisba, con soldados de los llanos occidentales de Venezuela, semi desnudos acostumbrados a 42 grados, cuando encuentras sombra. El resultado culmina con la derrota de los colonialistas del Rey en Pantano de Vargas y en Boyacá. Necesario informar que las respectivas historiografías colonialistas de Argentina y Venezuela, siempre compitieron por la fatuidad de cuál de los dos era más héroe. El nivel general, no ha cambiado gran cosa.
El cinéfilo peruano piensa que Bolívar odiaba a Perú. Está lejos de siquiera sospechar que la Oligarquía colonialista y neocolonialista peruana ha sido la enemiga de Bolívar. En Alto Perú, hoy Bolivia, la oligarquía colonialista local lo llamaba "El Sambo ese". La Oligarquía venezolana de entonces, también compartía los sentimientos de repudio a Simón Bolívar de los oligarcas peruanos y de la oligarquía colonialista bogotana, quienes atentaron contra su vida, cuando estaba manifestando los primeros síntomas de la tuberculosis que lo terminó de matar.
Ahora más que nunca existe gente que cree que puede aprender historia limitándose al cine. Prefieren que se la lean e interpreten al gusto y necesidades de su amo.
Un Simón Bolívar de ficción elaborado para gente que masca chicle y puede considerar algo como verdadero porque se lo pinten bonito. Capaces de ingerir un veneno, si se lo pintan beibiblu.  Los anacronismos y las manipulaciones de la imagen de los personajes históricos, se mueven impunemente por la pantalla. Algunos espectadores protestaron en voz baja, creyendo que la imagen falseada proviene del Gobierno.

domingo, 2 de febrero de 2014

El secreto de los masones (A 160 años de instalada la logia Esperanza) Eloi Yagüe Jarque

Cada vez que oía hablar de los masones pensaba en los best sellers de Dan Brown, en Los expedientes secretos X y otras series de televisión que refieren todo un mundo raro de sociedades secretas y conspiraciones
Por eso me vino como anillo al dedo la invitación que recibí un día para asistir a una “Tenida Blanca” en el templo masónico de Caracas, con motivo de los 160 años de la Logia Esperanza 7, firmada por mi tocayo y amigo Eloy Reverón, historiador y especialista en el tema de la masonería. 
Recorte de Prensa 
Entendí que era una oportunidad de tener acceso al Gran Templo, inaugurado por Guzmán Blanco en 1873 y, con un poco de suerte, conocer alguna de las interioridades de tan antigua orden. Henos aquí entonces a Gladys y a mí caminando un domingo, temprano en la mañana, con traje formal por las calles del centro de Caracas, exactamente por la avenida Este 3, a una dirección sita entre las esquinas de Jesuitas a Maturín, Nº 5. 

Llegamos al templo, caracterizado por sus dos columnas salomónicas (torneadas). Una placa señala que el edificio es monumento nacional.

-Entra tú primero -me dice Gladys. Ella piensa que en los templos masónicos no admiten mujeres. Pero, en verdad, ¿qué sabemos de los masones? 
Hombres vestidos de negro nos reciben, amables y sonrientes. Nos dan la mano, las tienen enguantadas. Tienen amarrados mandiles o delantales con el signo del compás y la escuadra. Llevan bandas azules terciadas. Un caballero la tiene tricolor, como la banda presidencial. Dos portan varas de madera; tres, mazos del mismo material. Nos invitan a pasar al templo.

Una historia antigua. El templo masónico parece una iglesia, sólo que sin símbolos cristianos. Al fondo, en lugar del altar, están las sillas de una especie de consistorio donde se sientan las autoridades. En la pared, tras la mesa del principal, están pintados los símbolos de la masonería: un compás y una
Para determinar las dimensiones
del templo interno 
escuadra, entre representaciones del sol y de la luna. En la bóveda del techo figuran pintados los signos del zodíaco.
La francmasonería, tal como la conocemos, viene de Francia. El primer indicio de su existencia aparece en el siglo XIII, cuando un grupo de albañiles (en francés, maçons) que querían emanciparse del control de los sacerdotes, constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción de iglesias como la de Nuestra Señora de París, que muchos consideran un libro secreto escrito en piedra. 

Para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro, e implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad. De ahí vienen las herramientas de construcción como símbolos y la concepción de Dios como Gran Arquitecto Universal, de quien seríamos sus albañiles con la misión de perfeccionar su obra.

Al fondo la Señora Gladys
y su esposo Eloi Yagüe,
autor de la Crónica
El templo es de una sola ala. A los lados hay vitrales multicolores con los próceres de la independencia: Bolívar, Sucre, Miranda, Páez, Mariño, Bermúdez, Cedeño, y otros. Por un momento tengo la impresión de estar en una versión reducida del Panteón nacional. 

Un maestro de ceremonias habla desde una especie de púlpito. Va llamando a quienes van a encabezar la ceremonia. El primero en subir y ubicar su lugar en el centro es el Venerable Maestro. Los hermanos portadores de las varas acompañan a quienes van llamando al estrado, quienes tienen que subir unas escaleras. Primero son las autoridades masónicas, luego sus esposas, a quienes llaman cuñadas. Gladys me explica que es lógico que las llamen así, pues entre ellos se tratan de hermanos. El razonamiento me parece impecable.

El Venerable Maestro explica que la masonería comparte valores iniciáticos universales relativos al conocimiento y al desarrollo espiritual. Caracteriza a la sociedad actual como excesivamente materialista y egoísta porque en ella proliferan los fanatismos, la intolerancia y la ignorancia, e invita a la construcción de lo que llama “el templo interior”.

Posteriormente se dejan escuchar el Himno Nacional y el de la masonería, el cual tiene una estrofa que reza así: “Rechazamos la injusticia, al tirano y al traidor”. 

La logia y el fantasma de Bolívar. El plato fuerte del acto fue la intervención de dos historiadores: Carlos Alarico Gómez y Eloy Reverón. 

El doctor Gómez explicó que los orígenes de la masonería se pierden en la noche de los tiempos, en la construcción de las pirámides de Egipto o del gran templo de Salomón en Israel, pero que tuvo un gran desarrollo durante el Siglo de las Luces
"El doctor Gómez explicó que los orígenes
de la masonería
se pierden en la noche de los tiempos"
(finales de 1700 en adelante) con pensadores que llevaron a cabo la Revolución Francesa y otros como Isaac Newton. En Venezuela, además de Urbaneja, fue un impulsor de la masonería Isaac Pardo, quien junto a otros compró el terreno donde hoy está el templo, el cual fue inaugurado por Antonio Guzmán Blanco el 1º de diciembre de 1873. 

Reverón hizo conexiones entre la masonería y otras logias históricas que contribuyeron a cambiar el mundo, como los alquimistas o los carbonarios. Como erudito especializado en historia masónica se refirió a reliquias como las constituciones de Anderson (1723) o las 49 cajas de documentos con las que se enfrentó para hacer su tesis de historia sobre la masonería en Venezuela. 

Fruto de esta investigación, además de su tesis, es un libro titulado El fantasma de Bolívar, publicado en 2001 por el Instituto Venezolano de Estudios Masónicos, donde afirma, entre otras cosas, que el escritor venezolano Ramón Díaz Sánchez descubrió en 1956 un documento que certifica que el Libertador fue iniciado en la masonería en París, y que éste consideraba que los masones “eran un grupo de niños grandes jugando con signos hebreos y morisquetas” (p. 204). 
El Historiador Eloy Reverón dedicando su libro a la fraternal concurrencia

Hoy en día, la masonería es un grupo filantrópico que presta servicios a la sociedad de manera callada y desinteresada. Sus secretos, al decir de Reverón, siguen estando bien guardados. 

Fuente: Caracas-Crónica, Últimas Noticias, Caracas, 02 02 2024 pp 6-7

martes, 20 de agosto de 2013

Masonería e Independencia Eloy Reverón

Seminario Masonería e Independencia Eloy Reverón


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
ESCUELA DE HISTORIA
SEMINARIO SOBRE LA MASONERÍA Y LA INDEPENDENCIA





sábado, 17 de agosto de 2013

Crítica a El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana Dr. Ricardo Martínez Esquivel

El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana fue publicado en el año 2001 en Caracas Venezuela, por publicaciones Monfort, y presentado tres años después(2004) en el Hotel Nacional de La Habana, Cuba. Entonces porqué publicar una reseña de un libro que fue publicado hace 10 años. La Respuesta la encontramos en varias razones:
Profesor de Historia de la Cultura
 e Investigador de la Universidad de Costa Rica. 
- Esta obra ha sido difundida en los círculos académicos en Latinoamérica, así como no existe una reseña historiográfica sobre ésta.
- Este trabajo funciona como una primera historia de la masonería en Venezuela, en lo que entendemos como una historia construida con pretensiones analíticas y científicas.

- Esta investigación la podemos incluir en el nuevo episteme investigativo, que se está gestando sobre la historia de la Masonería en Latinoamérica durante los últimos años y que pretende desmitificar los discursos apologistas y detractores existentes sobre el papel de esta forma asociativa en los diversos procesos políticos, económicos y culturales. Para obtener el artículo completo haga Click aquí