domingo, 2 de febrero de 2014

El secreto de los masones (A 160 años de instalada la logia Esperanza) Eloi Yagüe Jarque

Cada vez que oía hablar de los masones pensaba en los best sellers de Dan Brown, en Los expedientes secretos X y otras series de televisión que refieren todo un mundo raro de sociedades secretas y conspiraciones
Por eso me vino como anillo al dedo la invitación que recibí un día para asistir a una “Tenida Blanca” en el templo masónico de Caracas, con motivo de los 160 años de la Logia Esperanza 7, firmada por mi tocayo y amigo Eloy Reverón, historiador y especialista en el tema de la masonería. 
Recorte de Prensa 
Entendí que era una oportunidad de tener acceso al Gran Templo, inaugurado por Guzmán Blanco en 1873 y, con un poco de suerte, conocer alguna de las interioridades de tan antigua orden. Henos aquí entonces a Gladys y a mí caminando un domingo, temprano en la mañana, con traje formal por las calles del centro de Caracas, exactamente por la avenida Este 3, a una dirección sita entre las esquinas de Jesuitas a Maturín, Nº 5. 

Llegamos al templo, caracterizado por sus dos columnas salomónicas (torneadas). Una placa señala que el edificio es monumento nacional.

-Entra tú primero -me dice Gladys. Ella piensa que en los templos masónicos no admiten mujeres. Pero, en verdad, ¿qué sabemos de los masones? 
Hombres vestidos de negro nos reciben, amables y sonrientes. Nos dan la mano, las tienen enguantadas. Tienen amarrados mandiles o delantales con el signo del compás y la escuadra. Llevan bandas azules terciadas. Un caballero la tiene tricolor, como la banda presidencial. Dos portan varas de madera; tres, mazos del mismo material. Nos invitan a pasar al templo.

Una historia antigua. El templo masónico parece una iglesia, sólo que sin símbolos cristianos. Al fondo, en lugar del altar, están las sillas de una especie de consistorio donde se sientan las autoridades. En la pared, tras la mesa del principal, están pintados los símbolos de la masonería: un compás y una
Para determinar las dimensiones
del templo interno 
escuadra, entre representaciones del sol y de la luna. En la bóveda del techo figuran pintados los signos del zodíaco.
La francmasonería, tal como la conocemos, viene de Francia. El primer indicio de su existencia aparece en el siglo XIII, cuando un grupo de albañiles (en francés, maçons) que querían emanciparse del control de los sacerdotes, constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción de iglesias como la de Nuestra Señora de París, que muchos consideran un libro secreto escrito en piedra. 

Para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro, e implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad. De ahí vienen las herramientas de construcción como símbolos y la concepción de Dios como Gran Arquitecto Universal, de quien seríamos sus albañiles con la misión de perfeccionar su obra.

Al fondo la Señora Gladys
y su esposo Eloi Yagüe,
autor de la Crónica
El templo es de una sola ala. A los lados hay vitrales multicolores con los próceres de la independencia: Bolívar, Sucre, Miranda, Páez, Mariño, Bermúdez, Cedeño, y otros. Por un momento tengo la impresión de estar en una versión reducida del Panteón nacional. 

Un maestro de ceremonias habla desde una especie de púlpito. Va llamando a quienes van a encabezar la ceremonia. El primero en subir y ubicar su lugar en el centro es el Venerable Maestro. Los hermanos portadores de las varas acompañan a quienes van llamando al estrado, quienes tienen que subir unas escaleras. Primero son las autoridades masónicas, luego sus esposas, a quienes llaman cuñadas. Gladys me explica que es lógico que las llamen así, pues entre ellos se tratan de hermanos. El razonamiento me parece impecable.

El Venerable Maestro explica que la masonería comparte valores iniciáticos universales relativos al conocimiento y al desarrollo espiritual. Caracteriza a la sociedad actual como excesivamente materialista y egoísta porque en ella proliferan los fanatismos, la intolerancia y la ignorancia, e invita a la construcción de lo que llama “el templo interior”.

Posteriormente se dejan escuchar el Himno Nacional y el de la masonería, el cual tiene una estrofa que reza así: “Rechazamos la injusticia, al tirano y al traidor”. 

La logia y el fantasma de Bolívar. El plato fuerte del acto fue la intervención de dos historiadores: Carlos Alarico Gómez y Eloy Reverón. 

El doctor Gómez explicó que los orígenes de la masonería se pierden en la noche de los tiempos, en la construcción de las pirámides de Egipto o del gran templo de Salomón en Israel, pero que tuvo un gran desarrollo durante el Siglo de las Luces
"El doctor Gómez explicó que los orígenes
de la masonería
se pierden en la noche de los tiempos"
(finales de 1700 en adelante) con pensadores que llevaron a cabo la Revolución Francesa y otros como Isaac Newton. En Venezuela, además de Urbaneja, fue un impulsor de la masonería Isaac Pardo, quien junto a otros compró el terreno donde hoy está el templo, el cual fue inaugurado por Antonio Guzmán Blanco el 1º de diciembre de 1873. 

Reverón hizo conexiones entre la masonería y otras logias históricas que contribuyeron a cambiar el mundo, como los alquimistas o los carbonarios. Como erudito especializado en historia masónica se refirió a reliquias como las constituciones de Anderson (1723) o las 49 cajas de documentos con las que se enfrentó para hacer su tesis de historia sobre la masonería en Venezuela. 

Fruto de esta investigación, además de su tesis, es un libro titulado El fantasma de Bolívar, publicado en 2001 por el Instituto Venezolano de Estudios Masónicos, donde afirma, entre otras cosas, que el escritor venezolano Ramón Díaz Sánchez descubrió en 1956 un documento que certifica que el Libertador fue iniciado en la masonería en París, y que éste consideraba que los masones “eran un grupo de niños grandes jugando con signos hebreos y morisquetas” (p. 204). 
El Historiador Eloy Reverón dedicando su libro a la fraternal concurrencia

Hoy en día, la masonería es un grupo filantrópico que presta servicios a la sociedad de manera callada y desinteresada. Sus secretos, al decir de Reverón, siguen estando bien guardados. 

Fuente: Caracas-Crónica, Últimas Noticias, Caracas, 02 02 2024 pp 6-7