martes, 6 de noviembre de 2012

Simón Bolívar Masón: algo más.. Eloy Reverón


En los archivos venezolanos, tanto masónicos como públicos, no ha sido posible encontrar más que el nombre de Bolívar en una lista de próceres criollos obsequiados con el grado 33. Se trata de un documento que ni siquiera proviene de la Masonería y reposa en el Archivo General de la Nación. La lista fue conservada por el general y sacerdote José Félix Blanco, no es un documento masónico oficial, se trata de un manuscrito que no sabemos de puño y letra de José Cerneau, un Supremo Comendador del Rito Escocés de quien se dice que había otorgado el grado 33 a las personalidades que aparecen en la lista. Afirma el Diccionario Masónico Abreviado de Lorenzo Frau, que usurpó— los plenos poderes porque estos se le habían otorgado para ejercerlos en Cuba. Cuando revisamos el archivo de la Logia Esperanza de Caracas, encontramos el caso de Gerónimo Pompa, iniciado en 1823, aparece en la citada lista de 1824, en menos de un año recibió el grado 33 por la gracia de Cerneau.
 http://www.rehmlac.com/recursos/vols/v3/n1/rehmlac.vol3.n1-543rich.pdf

Aunque resulte extraño para muchos masones estudiosos de nuestra historia, tampoco existe documento masónico alguno que pueda vincular a Francisco de Miranda, Antonio JoséŽ de Sucre, Simón Rodríguez y al mismo Bolívar con logia masónica alguna en Nuestramérica. De esta circunstancia se pueden desprender dos deducciones lógicas opuestas; la primera, que los conspiradores masones no dejaban documentos por razones de seguridad; la segunda, que no eran masones porque no aparecen los documentos que lo confirmen, además, sus medios y objetivos políticos son ajenos a los de la Orden. 
La cumbre del pedestal masónico en el Olimpo de la Patria está ocupada en primer lugar por Simón Bolívar quien al menos, vivió una experiencia masónica en París. Pero a su lado no podían faltar Sucre, Miranda y Simón Rodríguez pero estos ni si quiera un rastro dejaron en las logias. Sin embargo los masones venezolanos del siglo XX, insistieron en colocarles sus respectivos mandiles, otorgándoles la categoría fantasmagórica de masones. (Eloy Reverón, El fantasma de Bolívar en la masonería venezolana, pp 103 104)