martes, 22 de junio de 2010

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miércoles, 9 de junio de 2010

Bolívar bicentenario, tu patria en seis pedazos por Eloy Reverón


(Composición Fotográfica José Confalohiere)

Si observamos el presente con el prisma del pretérito, podremos identificar los elementos de continuidad entre el pasado y el presente, y por consiguiente, la vigencia de su pensamiento. Bolívar puso en práctica un ideal de solidaridad y desprendimiento personal que generó una filosofía como liberación y todo el fundamento posterior vinculado a la teoría, teología y filosofía de la liberación en Nuestra América.

El contexto donde surge la revisión del pensamiento bolivariano es el de una América Latina hundida en una profunda crisis generada por la deuda externa contraída a espaldas de los pueblos. Una cadena de desnacionalizaciones (privatizaciones) que han despojado a los Estados de gran parte de su soberanía al ponerlos al servicio de los intereses de los inversionistas que sólo necesitan mano de obra y recursos naturales baratos para llevarse luego sus ganancias a otros lugares donde le rindan más beneficios, después que han triplicado varias veces sus inversiones.

Es vigente entonces la situación de endeudamiento en que quedaron las naciones que resultaron del desmoronamiento del imperio español en América con la inmensa inversión que hicieron para pagar la deuda que generaron los gastos de las campañas militares. El caso de Venezuela fue uno de los más patéticos. Apenas reconoció España la Independencia y la existencia de Venezuela como estado independiente, saltaron los buitres británicos a esta ribera del Esequibo vibrador, para con el oro explotado en nuestro territorio, financiar y refinanciar la deuda generada por todas nuestras guerras civiles del siglo XIX.

Esto es más que una segunda arremetida contra nuestra independencia y soberanía. Es una conquista económica, y mental. Eso sucedió y continúa sucediendo. Seguimos llamando ideología a la conciencia revolucionaria, aceptando la terminología impuesta por el dominador. La Oligarquía conservadora impuso una historia de los héroes, donde la lucha de los pueblos contra la injusticia y la desigualdad queda en segundo plano. Hoy llama más la atención un libro sobre la muerte de Bolívar que de su vida y obra, menos aún importa la repercusión que tuvo la consecuencia de su teoría y práctica revolucionaria.

Una historia revolucionaria no debe aceptar el concepto de vana gloria que se llena la boca diciendo que Bolívar libertó cinco naciones, cuando en realidad su lucha fue por liberar y sobre todo, mantener libre a la única patria por la cual luchó, Nuestra América. Es a esa mezquina oligarquía y a sus plumas mercenarias que se ocupan más de su muerte que su vida: la misma mezquindad de aquellos politiqueros que vendieron su patria para convertirla en seis republiquitas endeudadas y condenadas a nuevas formas de dominación. Pero sobre todo condenada al coloniaje mental que reposa impunemente en el discurso del amo por todas partes.
erivem@gmail.com